Universitat Rovira i Virgili

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Diccionario de historia de la enseñanza del francés en España (siglos XVI-XX)

ACADEMIAS DE FRANCÉS

Durante los siglos XVI y XVII la educación en España era muy precaria, puesto que en el sistema educativo español la enseñanza primaria era prácticamente inexistente y la enseñanza secundaria se realizaba en las llamadas "escuelas de gramática" presentes solo en las ciudades más importantes y de modo claramente restrictivo. Así las cosas, la Iglesia, a través de las órdenes religiosas, vino a llenar ese vacío y se fue ganando un sitio privilegiado en el panorama educativo español en el ámbito de la enseñanza privada. En el siglo XVI se crearon los colegios mayores pensados, al principio, como medio para que los estudiantes más desfavorecidos económicamente, pero con gran capacidad intelectual, pudieran cursar estudios superiores. Sin embargo, poco a poco, dichos colegios acabarían por convertirse en una oportunidad restringida a estudiantes de buena familia como trampolín para conseguir puestos políticos y funcionariales. El auge de dichas instituciones acabaría a finales del siglo XVIII. Ya durante la segunda mitad de ese mismo siglo asistimos al nacimiento en España de un gran número de Academias privadas. Las florecientes ideas de la Ilustración, impulsando la necesidad de la adquisición de conocimientos y de la divulgación de la ciencia, influyeron en ese sentido, sumado al hecho de que la situación de la enseñanza pública en España seguía siendo precaria. Por otra parte, si hasta ese momento la enseñanza del francés estaba reservada en España a los hijos de la nobleza, a partir de la segunda mitad del XVIII, especialmente tras la llegada de la dinastía borbónica, intelectuales, políticos y escritores, comenzaron a interesarse de forma especial por aprender esa lengua. El francés ostentaba cada vez más el papel de lengua de cultura y era principalmente la lengua de divulgación de las ideas de los Ilustrados. De este modo, el estudio del francés se convirtió en un factor importante, tanto para la nobleza como para las personas que emprendieran cualquier tipo de estudios. Ahora bien, su enseñanza a nivel institucional seguía reservada a la educación de las clases altas, lo que potenció el éxito de las iniciativas privadas que se encargaron de abrir el estudio del francés, y otros idiomas, a un público más amplio. Las academias de idiomas florecieron en las principales ciudades del país, sobre todo a partir de la segunda mitad  del siglo XVIII y principalmente en el XIX. Algunos nombres especialmente conocidos fueron: las escuelas Berlitz cuyo sistema para la enseñanza de idiomas dio lugar a los cursos Berlitz que han llegado hasta hoy día. En 1880 Maximilian Berlitz abrió un centro de idiomas en Boston. A partir de ese momento la popularidad del método Berlitz [véase /Métodos/] fue creciendo, creándose centros en diversas ciudades norteamericanas y saltando posteriormente a Europa, donde todavía se extendería con mayor rapidez. Actualmente siguen funcionando en Europa más de un centenar de centros Berlitz. A su vez, cabe destacar una larga lista de centros similares que surgieron más o menos por la misma época como es el caso del Linguaphone Institute, las Escuelas Massé, la Academia Sans, la Academia Catalonia, la Escuelas Internacionales por Correspondencia -con sede en Valencia-, el Liceo Dalmau, entre otros. En muchas academias privadas se ofrecían cursos de idiomas paralelos a cursos de comercio y otros estudios técnicos. Además, durante las primeras décadas del siglo XX muchas academias se dedicaron a la formación de la mujer. Es el caso de iniciativas como el Centro Femenino San Bernardo de Madrid. En este centro se enseñaba francés, inglés, italiano y esperanto. En la misma línea encontramos el Colegio Franco-Español para señoritas en la calle San Fernando de Madrid­. Sirvan de ejemplo otros centros de la época como el Centro Internacional de Enseñanza de la madrileña avenida conde de Peñalver, de la misma ciudad -con delegación en Barcelona- donde se enseñaba alemán, francés e inglés,  y la Academia Raso de Madrid, que ofrecía los Cursos Veritas de francés y contabilidad. Además de las academias de idiomas debe destacarse la importante presencia, en las principales ciudades españolas, de profesores que ofrecían clases particulares y cursos de repaso de francés y otros idiomas. Se trataba de iniciativas privadas que se convirtieron en un motor muy valioso para el impulso de la enseñanza de las lenguas modernas en España.

Maria Inmaculada Rius Dalmau

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